ITA IBATE
COMIENZO DE TEMPORADA 2004.
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Después de cincuenta días de veda para la pesca
deportiva en el Paraná, ésta se levantó el domingo 21 de diciembre.
Asistimos un grupo de pescadores integrado por Gerardo Pérgola, su hijo
Juan de once años, Jorge Bacile, Mario Vola, Juan
Echagüe y quien escribe. Como ya es costumbre, de la organización, reserva
y traslado se encargó "Pescaycia.com.uy".
Salimos de Montevideo el día sábado 20 a las cuatro de la mañana en la
cómoda Van con asientos semi-cama y aire acondicionado, llegando a Ita
Ibate a las seis de la tarde, directo a las instalaciones de Puerto
Paraíso. Allí nos esperaba Daniel Teytelman con la novedad que en el
último día había llovido muy mucho, lo que provocó que el río estuviera
crecido como pocas veces lo habíamos visto y con el agua muy tapada. De la
pesca no sabíamos nada, nosotros seríamos de los primeros en hacernos al
agua en el comienzo de esta nueva temporada.
A las seis de la mañana del domingo estábamos navegando hacia la primera
cancha. Con el río en esas condiciones, la pesca más segura es la del
surubí haciendo troling río abajo, usando señuelos Cucu (bananas o
mojarras). Con un día de cielo nublado y temperatura agradable, recorrimos
con nuestros señuelos una y otra vez las distintas canchas. Al mediodía
regresamos a puerto, almorzamos y nos fuimos a dormir una siestita de una
hora y media en las cómodas habitaciones con aire acondicionado. Más allá
de algún enganche o de algún pique errado, no pescamos nada importante.
Estos pescadores que ya conocen Ita Ibate, saben que jornadas así son
normales.
El lunes amaneció algo nublado, el río había bajado bastante, el agua
parecía más clara, y con las mismas ganas de siempre nos hicimos al agua.
En la segunda pasada, Mario prendió algo grande. A la media hora nos
acercamos para ver como lo llevaban y cuanto tiempo estimaban que faltaba
para sacarlo, porque por el suroeste se estaba acercando una tormenta, que
sin ser meteorólogos, uno se da cuenta que la cosa se iba a poner fea.
Mientras Mario luchaba con el "bichito", nosotros, desde la otra lancha,
controlábamos el avance de las nubes. En un momento comenzó a levantarse
un viento con rachas algo fuertes y decidimos que ya era hora de regresar
a puerto (el resto de las embarcaciones ya lo habían hecho). El guía
Alberto pensaba que pasaría enseguida y, si Jorge y Mario, los integrantes
de esa lancha estaban de acuerdo, él sugería seguir con la lucha hasta
sacarlo del agua, porque tenía la certeza que se trataba de un surubí de
muy buen tamaño. Nosotros llegamos a puerto en el justo momento en que la
lluvia y el viento arreciaban con rachas de hasta ciento cincuenta
kilómetros por hora, haciendo volar techos, árboles y columnas de alta
tensión, convirtiendo esa mañana hermosa en un caos. Fue en ese momento en
que nos acordamos de Jorge y Mario. Conversando con Gerardo y Juan,
llegamos a la conclusión que debieron haber cortado el nylon del reel y
buscado resguardo en algún lugar. Estuvimos esperando más de una hora a
que la tormenta amainara un poco para ver si lográbamos divisar la otra
lancha en el agua. Ya nos había ganado la preocupación cuando vemos
aparecer tras la cortina de lluvia, la lancha de Alberto con los tres
completamente empapados, pero felices y con una gran sonrisa. Al llegar a
puerto vimos el motivo: en el piso de la lancha, un hermoso surubí que
rondaba los cuarenta kilos y medía aproximadamente 1,60 metros. La
pregunta de todos fue: "¿Y, cómo hicieron?". Mario nos respondió que
cuando los alcanzó el viento, como no estaban demasiado lejos de la costa,
decidieron soltar todo el nylon del reel sin cortarlo y acercarse a la
orilla lo más posible, corriendo el riesgo de perderlo porque a casi 250
metros es muy difícil dominar un pez de ese porte. Para sorpresa del guía,
El Abu 7000 de Mario estaba cargado al máximo con nylon 040, pero con
tramos añadidos de varios colores. Ellos, el día anterior habían perdido
un pique por tener un sedal añadido, y éste estaba añadido tres veces.
Cuando el viento cesó comenzaron a recoger nylon hasta que finalmente
lograron sacarlo del agua. Esto fue posible sólo por la experiencia del
guía y la calidad de las lanchas que tiene Puerto Paraíso.
Como a las tres de la tarde dejó de llover y se despejó el cielo. Como
habíamos hecho el viaje para pescar, nos metimos al agua de nuevo, pero
esta vez, aunque no tuviéramos ningún pique intentaríamos la pesca al
garete y con morenas, tratando de pinchar algún dorado. En esta modalidad
la buena racha estuvo del lado de Gerardo, que en un rato sacó dos que
pesaron entre once y catorce kilos cada uno. Nosotros, en la otra lancha,
perdimos cuatro piques. En cualquier otro lugar eso es normal, pero en Ita
Ibate, perder un pique es perder casi la pesca del día. Los ataques son
pocos, pero los surubíes promedian los 30 kg. y los dorados los 12 kg. y
lo importante es concretar esos piques en capturas.
Al final de nuestras casi dos jornadas de pesca el grupo de cinco
pescadores capturó tres dorados y un surubí de medida (una pesca casi
normal para esas latitudes).
"Pescaycia.com.uy" hará un relevamiento mensual de tres días en Ita Ibate
para ser publicado en la revista Pesca y Turismo y en la página web. Son
sólo seis lugares. ¡No quedes afuera!. Y si no tienes equipo de pesca, no
te preocupes..... te alquilamos uno.
Héctor Porro
PESCAYCIA.COM.UY
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