Salidas de Pesca y Aventura

 
   
Esquina, Río Paraná.

Corrientes, Argentina.

27 de octubre de 2003

Los Monstruos de Esquina

Al tercer día, luego de haber buscado al dorado y el surubí por la inmensidad del río Paraná, llegamos a la zona que según parecía, era “el lugar”. Habíamos salido del puerto a las 6:30 de la mañana con un día hermoso y fresco, llenos de esperanza y mucha ansiedad por pescar un buen trofeo. Éramos cinco. Diego, el guía, Dany Gnazzo, Edward Gnazzo, Fernando Moro y yo, Martín Olavarria.

Eran las 9:30 cuando llegamos al Toro, el lugar elegido. Empezamos buscando al Surubí. Parecía idóneo el lugar y no había mucho ataque de palometas, una plaga realmente molesta y desalentadora.

Seguimos buscando hasta llegar a la desembocadura de un arrollo, “la boca del Caduco” donde el día anterior habían pescado un Dorado de medida. Comenzamos a tirar las líneas en distintas direcciones, eran cinco ya que habíamos decidido llevar una para el guía. A los pocos minutos comenzaron a atacar las palometas. Salieron tres en cinco minutos, hora de partir para otro lugar... Mi tanza estaba floja y decidí hacer un ultimo lance para dejarla pronta. Ya los demás estaban con sus líneas fuera de agua mientras yo desenredaba la mía. Diego estaba al volante pronto para partir cuando siento un pique, seguramente otra palometa. La dejo ir ya que me ayudaba a liberar la tanza. Cuando empiezo a recoger noto que no era una palometa, era algo muy pesado, inamovible. Seguramente estaba enganchado. Nos acercamos con la lancha hasta el lugar para zafar y no romper cuando, siento un tirón fuerte y largo. No estaba enganchado, era algo grande, muy grande. Nos llevaba con la lancha como boya con una fuerza imponente. Inmediatamente salta el guía me dice, “es una Raya, es una Raya, déjala ir, que no rompa” con una excitación tremenda. Eran las 10:30, teníamos todo el día por delante. Nos pusimos todos en guardia para dar dura batalla. “Esta no se escapa” decía Dany mientras Edward y Fernando preparaban dos cañas para ayudar en la lucha. Diego daba círculos con la lancha y yo la tenía bien prendida. Dany comenzó a fabricar un bichero y lo ató con un cabo esperando que asomara. La lucha era tremenda, el animal se prendía en el fondo del río y no había con que moverla. De pronto arrancaba y nos llevaba para un lado y para el otro. Le tiramos otra línea con un robador y haciendo un arrastre la logramos enganchar. Ahora eran dos líneas prendidas. Seguía la lucha, la lancha fallaba y se trancaba el volante. No la podíamos traer, era un MONSTRUO. Le lanzamos otra línea y la logramos enganchar. Teníamos tres líneas prendidas ahora. Fernando filmaba, Dany dirigía la lancha. Diego, Edward y yo estábamos prendidos con las cañas luchando. Pasábamos de un lado a otro para no cruzar las líneas, no podíamos romper. Hacíamos los cálculos y pesaba más de 150 kilos seguramente.

Una de las líneas rompió y el animal en su lucha por sobrevivir se alejo unos metros al sentir menos fuerza. Dany preparó otra caña con tanza 0.60 y un robador. La mía era de 0.45 super raylon y un reel Abu García Ambassadeur Six Star igual al de Edward. La caña era artesanal de 2.20 con once pasadores. Era impresionante ver como se arqueaban esas cañas, las tanzas silbaban con el viento a punto de romper. Por primera vez logramos despegarla del fondo. Llevábamos más de una hora luchando.

Ahora Dany estaba al volante, Edward con el bichero en la mano, Diego, Fernando y yo seguíamos asegurando con las cañas.

Por primera vez logramos traerla a la superficie. Primero una nube de tierra y luego una manta marrón que flotaba. La pudimos ver por primera vez, era realmente grande.

Cuando logramos acercarla a la lancha, Edward “Coco” hizo el primer intento de fijarla con el bichero. El cuero era tan duro que no prendió y se fue nuevamente al fondo del río con violencia, sacudiendo la embarcación. Logramos traerla nuevamente y se nos fue por dos veces más. A la cuarta Coco con gran destreza logra perforar al monstruo y este con sus últimas fuerzas se aparta unos metros de la lancha. Tenía prendida las tres cañas y el bichero atado con un cabo de media pulgada. Sabíamos que ya era nuestra.

Le hicimos un corte y le pasamos el cabo por la aleta para poderla subir. Hicimos una fuerza descomunal entre los cinco. Era realmente pesada y grande. Faltaba ver la cola que era el real peligro. Cuando logramos subirla, ocupó media lancha. Estábamos de fiesta, nos abrazamos, gritamos y festejamos. Misión cumplida. Nos costó dos horas sacarla pero valió la pena.

Después de este gran trofeo, seguramente un record, decidimos parar en una isla a festejar y comer un rico asado a la estaca.

Cuando llegamos a puerto nos estaba esperando Hector Porro de Pesca y Cia., el dueño de Los Quinchos, Johnny y una multitud de Esquina que ya se había enterado por radio.

La tuvimos que sacar de la lancha con un guinche y la llevamos a pesar. Pesaba 180 kilos y medía 1.88 m. de largo por 1.64 m. de ancho por 0.40 m. de espesor.

El acontecimiento era de tal magnitud que vino la TV local a filmar al Monstruo.

Los dorados de medida quedarán para la próxima, pero esta Raya se da solo una vez.

Queremos agradecer especialmente a Diego, el guía, Pesca y Cia., y a todo el personal de Cabaña Los Quinchos.



 
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